miércoles, marzo 05, 2008

Los remedios de la abuela

Los tiempos cambiaron. Algunos nostalgiosos piden recuerdos. Por ejemplo, antes las enfermedades más comunes se curaban con remedios caseros. Estos son varios de los más usuales (y algunos todavía hoy vigentes):

En épocas de gripes y resfríos se ponían a hervir (generalmente sobre un brasero) hojas de eucalip­tos, que humectaban el ambiente; las ventosas combatían los dolores de espalda; también alivia­ban el catarro, a igual que las cataplasmas de lino.

Para mejorar los síntomas de los resfríos, ade­más, se hacían "vahos" (hoy llamados inhalacio­nes) con agua hirviendo; podría ser con eucalipto o con sellos especialmente preparados. Ello requería toda una ceremonia: en una palangana se ponía el agua para que produjera abundante vapor; sobre ella se ubicaba la cabeza del afectado y se cubría todo con una toalla grande -o mejor si era una frazada- para aprovechar el calor y los vahos, que cumplían su misión de alivio.

Para curar los abscesos se hacían fomentos, para las hemorroides (a las que se denominaban almorranas) baños de asiento de malva y para los pies cansados los baños en agua tibia con sal. Una purga anual en base a sal catártica (sal inglesa), alejaba las enferme­dades y purificaba la sangre. Y había una varie­dad de distintos tés, según fuera la dolencia.

Toda esta "medicina casera" contaba con un ingrediente especial: el cuidado y esmero con que se cumplían los procedimientos.

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